La tesis doctoral o el alta en el régimen de Autónomos pueden tumbar a la persona más fuerte del barrio. Precisan un trabajo emocional desde la Terapia Feminista porque condicionan tu salud, a través del esfuerzo físico y mental, y las creencias internas que movilizan.
Y es que según un informe de Nature Biotechnology, recogido por el diario El País, las personas que realizan un doctorado son seis veces más propensas a desarrollar ansiedad o depresión que el reto de las mortales. ¿Por qué?
Tanto en mi experiencia propia como trabajadora autónoma experta en Terapia Feminista, como en las sesiones que realizo con personas emprendedoras y otras que están elaborando su Tesis Doctoral, me encuentro con diferentes bloqueos o sentimientos que van liberándose poco a poco a través del trabajo emocional.
El miedo de no estar a la altura o a fracasar, suelen ir muy de la mano de la autoexigencia y los horarios de trabajo eternos autoimpuestos por las personas que se encuentran tanto en un doctorado como en un proyecto profesional autónomo. Además, la soledad que ambos momentos conllevan, la ausencia de personas con las que compartir cómo te sientes o el mismo trabajo a realizar, suelen alimentar la (falsa) ilusión de que la dificultad experimentada ante un momento tan vital, sólo te pasa a ti.
Acudir a Terapia Feminista no va a hacer que los trámites con la Seguridad Social sean más fáciles, ni tampoco que tu director o directora de tesis sea más benévola contigo, pero sí te abrirá un espacio donde poder realizar el trabajo emocional que instituciones como la Academia o la Agencia Tributaria van a tratar de silenciarte continuamente.