3 cosas de las que me he dado cuenta desde que soy madre

Recientemente he sido madre y he dejado parcialmente aparcada la Terapia Feminista para dedicarme al cuidado de mi hijo, pero también al mío propio. Sí, has leído bien, he dicho que está “parcialmente aparcada” porque como se suele decir, una vez llevas las gafas de la Terapia Feminista es imposible quitártelas, y es por ello por lo que, desde que me quedé embarazada, no he dejado de darme cuenta de cómo esta etapa de la vida nos afecta de manera especial a las mujeres:

  1. Disfruta el embarazo”, ésta ha sido la frase que mas he escuchado desde que hice público que estaba embarazada. El embarazo, esa etapa en la que de repente es obligatorio cuidar la dieta, mantenerte activa, no tomar determinados alimentos y bebidas y realizarte continuas pruebas médicas, mientras puede que sientas debilidad física, náuseas y vómitos, dolores de estómago y espalda, gases, reflujo, hinchazón de las piernas y las manos, diabetes gestacional, preeclampsia…

Con las gafas de la Terapia Feminista me pregunto: ¿qué pasa con aquellas mujeres cuya situación laboral no les permite tumbarse en la cama, entrar más tarde a trabajar un día o cogerse una baja cuando lo necesitan? ¿Qué piensa la sociedad de una mujer que sufre su embarazo desde el primer trimestre? ¿Es bien recibido que expreses tu queja sobre los síntomas o dificultades que acompañan esta etapa? La respuesta es “no”, generas incomodidad o malestar, tienes que sentirte feliz y pletórica porque has cumplido tu sueño como mujer: ser madre.

  1. No todo es instinto: cuando nace un o una bebé, también nace una madre. No tienes en tu cerebro una cajita precintada que una vez das a luz se abre y te regala todos los conocimientos sobre cómo alimentar y calmar a tu bebe. Una no nace sabiendo, por eso, según van pasando las semanas (o meses) vas aprendiendo sobre cómo tratar a ese pequeño ser que ha llegado a tu vida, igual que ella o él van aprendiendo también a relacionarse contigo.
  2. Cuidado con los mensajes idealizados sobre el parto y la lactancia. En la Terapia Feminista sabemos que la información es poder, por lo que, por supuesto que es más que recomendable conocer en qué consiste un parto y cuáles son las opciones para alimentar a tu bebe. Como mujeres sufrimos violencia obstétrica diariamente en los hospitales y centros de salud, por lo que es importante que también contemos con recursos para defendernos y poder vivir un parto lo más natural y respetado, si así lo deseamos, pero ¡ojo! No caigamos en exigirnos demasiado: si tu parto o tu lactancia no están siendo de color de rosa o como tú habías soñado, no es tu culpa, y por supuesto, tu experiencia la compartimos la mayor parte de las mujeres, ¡olvídate de Instagram y las gurús de la maternidad!

A veces siento que se nos venden como empoderadoras ciertas prácticas cuando en realidad no encierran más que presión y exigencia hacia nosotras, con el consiguiente sentimiento de que no somos suficientemente buenas o somos malas madres por haber tenido un parto con epidural o haber dejado la lactancia materna por decisión propia o porque no la hemos disfrutado como al parecer todas las mujeres modernas y de bien ahora lo hacen.

No descubro la pólvora con esto, pero es clave recordarlo: el embarazo, el parto y la crianza pueden ser momentos especialmente delicados y estresantes, recuerda que la Terapia Feminista puede ayudarte.