
Por qué Terapia Feminista
Durante años viví asfixiada por no estar a la altura. Sentía que no estaba siendo quien quería ser, y al mismo tiempo, no era capaz de averiguar qué me estaba impidiendo serlo. Gracias al Feminismo entendí que las personas construimos nuestro carácter y autoconcepto en una sociedad que vincula el éxito con ideales inalcanzables, limitando nuestra libertad en función de nuestro sexo, origen social o identidad de género.
Dejé de sentirme perdida, y sobre todo, culpable, y decidí crear un espacio de cuidado donde puedas comprender cómo sientes, piensas o te relacionas con tu cuerpo y el mundo, acompañada/o/e por una profesional que confía en tu capacidad, que no te juzga, y que sabe lo empinado que puede llegar a ser ese camino que ahora transitas.
Qué puedo hacer por ti

La escritura siempre ha sido mi vía de escape, la manera de ordenar mi cabeza y dar salida a mis emociones. Por eso inicié mi carrera profesional en el ámbito de la comunicación corporativa.
Pronto me di cuenta de que, aunque “era buena” en lo que hacía, no era suficiente: quería lograr un cambio real en las personas. Esto me empujó a gestionar programas de Intervención Social en organizaciones como Fundación Telefónica o Acción contra el Hambre, y a abrir mi propio espacio de acompañamiento de Terapia Gestalt Feminista.
Desde entonces, si algo he aprendido gracias a mi trabajo, es la gran capacidad que tenemos las personas para superar circunstancias traumáticas, y que existen dificultades o circunstancias que necesitan de un mayor cuidado, tiempo y dedicación, asuntos nucleares que requieren ayuda profesional y un acompañamiento creado a medida.




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Terapia Feminista para el día a día

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