La Terapia Feminista también es cosa de hombres

A menudo, suelen preguntarme si la Terapia Feminista es sólo para mujeres, si sólo las acompaño “a ellas”, o por qué he decidido identificarme así, si eso va a hacer que tenga muchos menos “clientes”.

Lo primero y más importante es entender que esto no va de clientes, no va de venderte nada: el único objetivo de la Terapia Feminista es que tú (mujer u hombre), no vivas condicionado y renunciando a tus deseos por estúpidos mandatos de género.

Afortunadamente y tras siglos de lucha, las mujeres hemos sido capaces de crear espacios de confianza donde compartir nuestras vivencias y experiencias de discriminación. Nosotras sí tenemos permitido hablar de lo que nos pasa, expresar nuestra emocionalidad y por eso, es más frecuente que comencemos procesos de Terapia Gestalt.

Sin embargo, si eres hombre puede que te suene eso de que tiene que gustarte el fútbol y las mujeres en pelotas, que en el bar, lo normal es competir para ver quién es el macho alfa que se liga a la tía buena (aunque no te apetezca nada), y que no puedes tener miedo, de hecho, es mucho mejor que ocultes tus dudas o sufrimientos, o te señalarán como el débil.

Muchos hombres ya no quieren ser ese tipo duro que muestran las películas, que fuma mientras desprecia a la mujer al fondo de la pantalla. Quieren tener parejas a las que cuidar, y que les cuiden, quieren expresar su sensibilidad, y escoger qué hacer con su tiempo sin que les tachen de blandos o calzonazos, es más, quieren saber cómo construir relaciones horizontales e igualitarias. 

Lo que ocurre es que aún hay una gran parte de la sociedad que reacciona ante estos hombres buenos. Personas de su entorno como sus madres, amigos o parejas, que no aceptan su verdadera naturaleza y les exigen que cumplan con los roles del hombre tradicional, provocándoles un profundo sufrimiento y sentimiento de culpa.

Los hombres deprimidos por haber perdido su trabajo y no poder sustentar económicamente a su familia, necesitan entender que ésta no es únicamente su responsabilidad, que en la unidad familiar también está su pareja. Los hombres que no se sienten cómodos liderando sus equipos de trabajo, necesitan saber que pueden cumplir otro rol siendo igual de válidos y enriquecedores. Aquellos hombres que, como muchas mujeres, sufren complejo por no tener un cuerpo normativo, necesitan saber que nuestros cuerpos son diversos, y que también hay amor y espacio para ellos.

Es precisamente por esto, por lo que la Terapia Feminista es también una cosa de hombres. No alcanzaremos la igualdad si no es de la mano, las unas y los otros, y entendemos que esta lucha no es entre nosotros, sino a favor de nuestra libertad como personas.