Vivir en un estado de agitación o nerviosismo constante, experimentar miedo sin un motivo aparente o saquear la nevera buscando calmar un gusanillo interno al que no sabemos poner nombre, son síntomas de ansiedad. La Terapia Gestalt, a través de metodologías y técnicas de trabajo emocional, permite identificar cuál es la causa que nos empuja a experimentar ansiedad y calmar esta tempestad interna.
La primera vez que Roberto se puso en contacto conmigo lo hizo porque se había dado cuenta de que la contractura cervical le volvía siempre en el mismo periodo del mes: justo cuando su jefe, se volvía más intransigente y le requería para llevar a cabo tareas que, en principio, no formaban parte de su cometido.
Para Carmen, el motivo que le empujó a empezar la Terapia Gestalt, fue el comprobar que era incapaz de dejar de “hacer cosas” porque lo que ella denominaba ”inactividad” le provocaba un sentimiento de profunda angustia.
Teresa, sin embargo, me escribió porque sentía que el Doctorado la estaba consumiendo por dentro: no sabía cómo desconectarse del miedo a no estar a la altura de sus profesores/as y compañeras/os.
Las contracturas musculares, así como la sensación de vacío o tristeza cuando no nos sentimos útiles, productivas o reconocidas por otras personas, pueden ser señales de la necesidad de hacer un trabajo emocional, o dicho de otra forma, pueden estar indicándonos el camino hacia esa habitación, que siempre ignoramos, y donde hace meses que algo aguarda detrás de la cortina
Que no podamos identificar qué puede estar ocurriendo dentro de nuestras cabezas o nuestras vísceras, no sólo es normal, puede ser hasta una estrategia biológica: aún no estamos preparadas para hacerlo solas. Por ello, si se siente miedo o inseguridad, lo más recomendable es buscar un acompañamiento especializado en el trabajo emocional que pueda servirnos de guía y de soporte cuando experimentemos síntomas de ansiedad o angustia.